miércoles, 28 de abril de 2010

Poema Anna

Ciudad Sin sueño, de Federico García Lorca



No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.
No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.
No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.
Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.
Otro día
veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,
a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente
o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,
hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,
donde espera la dentadura del oso,
donde espera la mano momificada del niño
y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.
No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Pero si alguien cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!
Haya un panorama de ojos abiertos
y amargas llagas encendidas.
No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
Ya lo he dicho.
No duerme nadie.
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
abrid los escotillones para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.

Poema Mariona

Dámaso Alonso, "Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres"



Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches?

lunes, 5 de abril de 2010

Cartelera Mariona 3r Trimestre

Las largas vacaciones del 36


La Guerra Civil española pilló por sorpresa a mucha gente cuando estaban en plenas vacaciones estivales. Muchos tuvieron que quedarse donde estaban, intentando sobrevivir en las zonas rurales, donde la contienda sonaba como un eco lejano. En un pueblecito cercano a Barcelona, varias familias amigas deciden seguir en sus casas, donde estaban de veraneo, hasta que termine la guerra. Para los niños se convertirán de esta forma, en unas largas e inesperadas vacaciones. Entre los mayores las actitudes serán diversas según se recrudece el conflicto. Hay quienes viajan cada día a la ciudad para mantener su trabajo, y hay quienes se instalan para permanecer escondidos en el pueblo debido a su ideología...





Silencio Roto

Invierno de 1944. Lucía (Lucía Jiménez), de apenas 21 años, vuelve a un pequeño pueblo de montaña. Allí se reencuentra a Manuel (Juan Diego Botto), un joven herrero que colabora con los del monte, los maquis: guerrilleros que, ocultos en la sierra, no se resignan al triunfo del franquismo. Lucía se siente atraída por Manuel, por su sonrisa, y por el valor de esos hombres que continúan peleando por sus ideas, aun a costa de sus vidas. Cuando Manuel huye al monte, Lucíadescubre la inhóspita realidad que oculta la montaña y, también, que por las vacías calles del pueblo sólo deambulan el silencio, el horror y el miedo. A pesar de ello, la pasión que siente por Manuel hace que Lucía mantenga viva la ilusión y la esperanza de que llegarán días mejores.














El Lobo



Historia de Mikel Lejarza, alias Lobo, el agente de los servicios secretos españoles que consiguió infiltrarse en ETA entre 1973 y 1975 y provocó la caída de una cuarta parte de la militancia etarra de la época, unos ciento cincuenta activistas y colaboradores, incluyendo a los miembros más destacados de sus comandos especiales y a la cúpula dirigente del momento. La infiltración de Lejarza, conocida como Operación Lobo, supuso un mazazo a la organización en un momento en el que sus acciones se estaban convirtiendo en la excusa perfecta para que los sectores más involucionistas del régimen de Franco se decidieran a tomar el poder y bloquear el futuro democrático que ansiaban los españoles. La aventura del Lobo consiguió frustrar el primer plan de fuga masiva de presos etarras de la cárcel de Segovia y una sangrienta campaña de atentados indiscriminados, con los que ETA pretendía demostrar su fuerza en la agónica coyuntura del régimen y provocar al Ejército para asegurar su supervivencia a través de su estrategia de Acción-Represión-Acción.